Vivencia de los valores evangélicos
A través de ellos revelamos que Dios nos ama y nos llama a construir relaciones fraternas. Estos valores, como la caridad, la humildad y la esperanza, configuran nuestra forma de enseñar, aprender y convivir, marcando la diferencia en nuestro estilo educativo.
Relaciones y clima educativo basados en la sencillez
Creemos en un ambiente sencillo y cercano, donde predomine la cordialidad y la autenticidad. Fomentamos la transparencia en la comunicación y la empatía entre todos los miembros de la comunidad, para que cada persona se sienta valorada y acogida.
Compromiso por la justicia y la solidaridad universal
Participamos activa y responsablemente en la transformación y mejora de la sociedad, promoviendo la defensa de la dignidad humana y la búsqueda del bien común. Esto implica una actitud de servicio y entrega, orientada a reducir las desigualdades y cuidar especialmente de los más vulnerables.
Formación integral de los alumnos
Nuestro enfoque educativo integra la dimensión académica, humana y espiritual, desde una concepción cristiana de la persona, la vida y el mundo. Procuramos que cada estudiante desarrolle al máximo sus capacidades en un ambiente de libertad y responsabilidad.
Opción por los más débiles
Atendemos con especial cariño y dedicación a quienes enfrentan limitaciones económicas, intelectuales o de cualquier otra índole. Creemos que la equidad en la educación es clave para ofrecer igualdad de oportunidades y construir un futuro más justo para todos.
Educación de la sensibilidad
Fomentamos en los estudiantes la capacidad de ver, sentir, amar y actuar sobre la realidad. Nuestra meta es formar personas compasivas y comprometidas con su propia transformación interior y con la mejora de su entorno, promoviendo la cultura del encuentro y la solidaridad.
Acompañamiento personal en el crecimiento humano y en la fe
Privilegiamos el acompañamiento cercano, respetuoso y personalizado de cada persona. Ofrecemos espacios de escucha y orientación, impulsando el desarrollo integral y la maduración de la fe en un ambiente de confianza y apoyo mutuo.
Para las Hijas de la Caridad ninguna situación de pobreza debe ser indiferente.
Estamos presentes en multitud de realidades para intentar responder, fieles al Carisma de nuestros fundadores y a la misión que Jesucristo nos hace en el Evangelio, a todas las necesidades que presenta nuestra sociedad.