La Compañía de las Hijas de la Caridad nació del profundo deseo de servir a los más necesitados, inspirada por la fe y el compromiso con los pobres. Su origen se remonta a las primeras Caridades fundadas por San Vicente de Paúl en París en 1630, tras su experiencia en Chatillón en 1617.
Ese mismo año, San Vicente conoció a Margarita Naseau, una joven aldeana a quien invitó a trasladarse a París con otras compañeras para dedicarse al servicio de los enfermos. Bajo la tutela de Luisa de Marillac, estas jóvenes fueron acogidas y formadas para su misión.
En 1631, una epidemia de peste sacudió París y muchas de estas jóvenes aldeanas se unieron a las señoras de la Caridad para atender a los más vulnerables. Margarita Naseau murió en 1633 a causa de la peste, pero su entrega y sacrificio inspiraron la consolidación del grupo.
El 29 de noviembre de 1633, Luisa de Marillac reunió a un pequeño grupo de jóvenes en su hogar para formarlas en la vida de servicio. Así nació oficialmente la Compañía de las Hijas de la Caridad, con el propósito de servir a Cristo en los pobres con humildad, sencillez y caridad.
Desde su fundación, la Compañía ha crecido y expandido su labor por todo el mundo. En España, actualmente existen cuatro Provincias de Hijas de la Caridad. La Provincia España Sur se formó el 15 de marzo de 2013 tras la reorganización de varias provincias, y en 2015 amplió su alcance con la incorporación de la Provincia África Norte. A día de hoy, las Hijas de la Caridad continúan su misión con dedicación, transformando vidas a través del amor y el servicio.
Valores
Misión
Las Hijas de la Caridad tienen como misión servir a Cristo en los pobres, brindando ayuda material, espiritual y emocional a quienes más lo necesitan. A través de la educación, la asistencia social y la atención sanitaria, trabajan para transformar vidas con un espíritu de humildad, sencillez y caridad.
Visión
Ser una comunidad comprometida con el servicio a los más vulnerables, adaptándose a las necesidades de cada época y lugar. Inspiradas en el legado de San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac, buscan generar un impacto duradero, promoviendo la dignidad humana y el amor al prójimo.
El Carisma Vicenciano nace de la espiritualidad y el compromiso de San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac con los pobres y marginados. Se basa en el servicio a Cristo a través de los más necesitados, con un espíritu de humildad, sencillez y caridad.
Las Hijas de la Caridad, junto con otros miembros de la Familia Vicenciana, encarnan este carisma a través de la acción concreta: asistencia social, educación, sanidad y evangelización. Su labor no solo busca aliviar el sufrimiento, sino también transformar estructuras injustas para dignificar la vida de los más vulnerables.
El amor creativo hasta el infinito, según San Vicente, impulsa a las Hijas de la Caridad a adaptarse a los desafíos de cada época, renovando su misión con fidelidad al Evangelio y con una entrega total a los pobres.
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